Más allá de la sororidad: El feminismo y la lucha tridireccional

Feminismo y fascismo

Hay un concepto que viene del movimiento antifascista que encuentro de mucha utilidad. Hablo de la lucha tridireccional: mientras luchamos contra un sistema (cisheteropatriarcal), también hay que luchar contra otros grupos que, al igual que nosotres, están luchando contra dicho sistema, pero que impondrían otro que terminaría siendo igual de opresivo.

El término fue acuñado en Estados Unidos en un contexto en que grupos fascistas emprendieron una guerrilla contra el gobierno federal; este conflicto inició en los años 80 y culminó en 1995 con el atentado de Oklahoma City, que causó la muerte de 168 personas y luego sirvió como inspiración para la masacre de Columbine cuatro años después.

En un hecho difícil de creer, hubo personas de izquierda que aplaudieron dicha violencia procedente de la derecha: Alexander Cockburn, fundador de la revista influyente CounterPunch, dijo sobre el atentado que “la libertad se analiza con mayor intensidad en la ultraderecha”. Cabe mencionar que hubo un suceso paralelo en el plano de la geopolítica. Con el colapso de la URSS y el bloque socialista, algunos comunistas empezaron a buscar alianzas con cualquier enemigo del imperialismo yanqui, sin importar si se trataba de personas de izquierda o derecha. Por ejemplo, cuando Slobodan Milosevic fue enjuiciado en La Haya por crímenes de lesa humanidad, su comité de defensa incluía al escritor comunista Michael Parenti.

La izquierda no encontrará aliados verdaderos en dictadores derechistas en el exterior, ni en grupos terroristas ni en paramilitares en lo nacional.

Julianna neuhouser

El movimiento antifascista y la lucha tridireccional

La visión de un mundo que privilegia la geopolítica por encima de los hechos reales sigue hasta la fecha en cierto rincón de la izquierda. Hablo de aquel que defiende a dictadores derechistas como Vladimir Putin y Bashar al-Assad por el mero hecho de que están peleados con Estados Unidos. Y solo semanas después del fallido asalto al Capitolio por parte de los trumpistas, había comentaristas de izquierda que promovían una alianza con los Boogaloo Boys, un grupo paramilitar que participó en la toma.

Ante este contexto, lo que el movimiento antifascista plantea cuando habla de lucha tridireccional es, en el abstracto, algo que debe ser una obviedad. La izquierda no encontrará aliados verdaderos en dictadores derechistas en el exterior, ni en grupos terroristas ni en paramilitares en lo nacional. Bashar al-Assad pronunció un discurso contra el neoliberalismo hace un par de meses, sí, pero sus objeciones al neoliberalismo no eran económicas. Recordemos que antes de la guerra civil, él mismo había promovido la privatización y los megaproyectos en Siria). Lo que no le gusta del neoliberalismo es la tolerancia religiosa, los derechos de las personas LGBT y la venta de “pan de marijuana” (sic).

En lo personal, tampoco quiero al neoliberalismo, pero mi pareja no es de la misma religión que yo, estoy a favor de mi propia existencia (obviamente) y arriba los brownies. Mis problemas con el neoliberalismo son otros.

El fascismo puede colarse en cualquier movimiento social, no importa lo justo que sea, y hay que estar siempre atentos a este peligro y combatirlo cuando surge.

julianna neuhouser

La lucha tridireccional en el feminismo

¿Pero cómo aplicamos el concepto de lucha tridireccional en nuestro contexto? En el ambientalismo, por ejemplo, una lucha sumamente importante, ¿hay alianza posible entre defensores del territorio e Individualistas Tendiendo a lo Salvaje (ITS), cuya praxis consiste en asesinar profesores de la UNAM? Claro que no. En otro contexto, durante los desalojos de familias palestinas en la colonia Sheij Yarrah de Jerusalén y los bombardeos de Gaza, La Jornada publicó una Rayuela que hablaba del “lobby judío». Evocaban así el antisemitismo más clásico de Los protocolos de los sabios de Sion. Hay que liberar a Palestina, sí, pero no así. El fascismo puede colarse en cualquier movimiento social, no importa lo justo que sea. Hay que estar siempre atentos a este peligro y combatirlo cuando surge.

Ahora, ¿quiúbole con el feminismo hoy en día? ¿El fascismo está intentando colarse en este movimiento? ¿Hay personas dentro de él que están promoviendo una alianza con la derecha? ¿Hay personas que se oponen al patriarcado, pero por las razones equivocadas, como en el caso de Assad con el neoliberalismo? Bueno, el 23 de marzo de este año, Lidia Falcón del Partido Feminista Español se reunió con Alicia Rubio, una diputada de Vox, en un acto contra la Ley Trans organizado por HazteOír, entonces creo que podemos decir que sí, más claro no podría ser.

El peligro del fascismo en el feminismo

Es innegable a estas alturas que cierto sector del feminismo ha buscado una alianza con la ultraderecha para oponerse a los derechos de las personas trans. Una de las consignas más populares de esta convergencia extraña – la de “mujer = hembra humana” – fue acuñada por Posie Parker, una mujer que se opone públicamente al movimiento Black Lives Matter y que ha sido fotografiada con negacionistas del Holocausto. Otras radfems han incorporado su antisemitismo más directamente a su activismo anti-trans. Jennifer Bilek escribe sobre el vínculo entre “transgenerismo y judaísmo” para promover el transhumanismo (ecos de Paty Navidad). Sus teorías sobre la influencia de George Soros y otros financiadores judíos (siempre judíos) han sido promovido por los grupos transfóbicos Women’s Human Rights Campaign y Contra el Borrado de Mujeres. Éste último, por cierto, fundado por una diputada del PSOE) y por Sheila Jeffreys, autora de El género daña.

Éstas no son meras violencias discursivas: desde el otoño pasado, grupos de radfems en CDMX han estado vandalizando los bares gays del Centro Histórico y la Zona Rosa. Aunque muchas veces se enfocan en la comunidad trans, realmente van en contra de todas las letras del acrónimo. En Toluca, este marzo otro grupo de radfems amenazó con un bate con alambre de púas a varias mujeres trans que intentaron usar un baño público. Y en el incidente tal vez más grave, en abril, un grupo de radfems intentó atacar a la Tianguis Sexodisidente en la Glorieta de Insurgentes. Afortunadamente fracasaron, pero antes de su retirada, dejaron un bonito mensaje: “Muerte a los trans”. Como era predecible, un discurso de deshumanización del Otro se intensificó hasta llegar a violencias concretas.

La respuesta del feminismo ante las violencias contra personas trans

¿Cuál ha sido la respuesta del movimiento feminista a estas violencias que se fermentaron a su interior? Con algunas excepciones admirables, silencio. Otras veces se habla de sororidad: se dice que no necesariamente están de acuerdo con los planteamientos que hacen sus compañeras, pero sostienen que su deber es estar con las morras. Es un país feminicida, dicen. Pero también es un país transfeminicida, es el segundo lugar mundial en violencias contra las mujeres trans después de Brasil. La ironía es que la sororidad con agresoras es el reflejo de algo que las feministas han denunciado con mucha precisión: el pacto patriarcal. En los dos casos, los agresores son una minoría, pero gozan de impunidad porque otras personas han tomado una decisión consciente de encubrir sus violencias.

@laurelyeye

Qué sí es la ##sororidad y qué no ##parati ##fyp ##foryou ##foryoupage ##paratupagina ##feminismo ##radfem ##aprendeentiktok

♬ sonido original – Láurel Miranda

Ahora, ¿qué hacemos? Empecemos rompiendo el pacto sororo y denunciando las violencias transfóbicas y discursos deshumanizantes aunque se vistan de feministas. Reconozcamos que estamos en una lucha tridireccional, contra el patriarcado y contra otras fuerzas que tienen una lucha real contra el patriarcado, pero que, si avanzan, impondrían otro sistema que terminaría siendo una pesadilla para las disidencias sexuales y de género.

Hay esperanza

A finales de abril, la Okupa Cuba Monumenta Viva publicó un comunicado. «Ante la urgencia de ser acuerpadas para defender el espacio frente a un posible enfrentamiento con la policía de CDMX, se permitió la entrada de personas que, escudándose en la teoría feminista radical, sostenían un discurso transodiante», señala el mensaje. «Con mucha humildad y paciencia, hemos trabajado internamente en erradicar tales discursos», se agrega. También han empezado a trabajar con Kenya Cuevas y la Casa Hogar Paola Buenrostro para forjar vínculos entre mujeres cis y trans que necesitan refugio.

Un mes después, en el Día Internacional contra la Homofobia, la Transfobia y la Bifobia, en ese espacio, que el otoño anterior se había declarado transexcluyente y que había expulsado a todas las personas trans de la okupa, había ahora una intervención: una pinta con la consigna “Estamos Juntrans” en el patio.

Estas acciones representan un camino que seguir hacia el futuro, en que podemos sanar estas divisiones y construir una sororidad real, una que esté siempre con las víctimas, nunca con las agresoras.

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